Un
día un perturbado paseaba por una calle virtual y una chica que lo vio le
preguntó: ¿te pasa algo? Nadie salvo el destino sabia lo que esas tres palabras
dichas por lastima, por interés, o por lo que fuera, desarraigarían en lo que
ahora podemos contemplar día a día. Esas tres palabras se convirtieron en
oraciones, y esas oraciones en largas historias a la luz de una lámpara.
Con
subidas de tensión e altibajos de corriente, el fino e débil hilo por el que
circula la relación de ambos siempre persistirá, y si la bombilla se funde, se
cambia, y listo. Así la luz podrá seguir dejando escribir esos relatos que se
escriben día a día, arbitraria y aleatoriamente, para que poco a poco se vallan
convirtiendo en oraciones, las oraciones en palabras, y las palabras en
“consoantes”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario