Puedo hablar contigo a
veces, pero siempre a través de un vítreo cristal ciego que me impide ver todas
esas pequeñas cosas y matices que hacen a uno mismo, lo que convierte el cambio
de información en algo inerte con el tiempo si se abusa de ello. Las palabras
pierden sentimiento y los sentimientos extravían el significado de esas palabras
que expresan sensaciones de los sentidos.
El tacto es duro, la vista es
artificial y el olfato es inexistente. Me arranco la piel a trozos de mis dedos
pensado que lo mejor que puedo hacer es contemplarte con un velo delante de la
cara, o con el tiempo agarrándome y asfixiándome hasta que pierdo el sentido y
la orientación. Llegado hasta aquí mi legado, la palabra contar cambio el
significado, y se comienza a parecer mas a una piedra que a otra cosa, siempre
del mismo color, siempre en el mismo lugar, solo tocada por la erosión externa,
casi inexistente.
Los instantes se hacen momentos, los momentos se hacen de
rogar, y llegamos a la conclusión que no hay nada que “piedra”, porque lo hecho
esta dicho, pero lo dicho no esta hecho.
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