Estaban
sentados, mirándose a través de los ojos como si de un cristal se tratara,
indagando el reflejo de su anhelo el uno el otro..Pero los dechados mutaron en
sombra, la tensión liberada los quebró. El gusto tomó el control de la
situación. Se escuchaba el dulce aroma que ambos exhalaban, como una fresca
corriente de rocío que fluía por dos flamantes e insípidos caminos, unidos en
una única e iluminada senda, regadas por sus glándulas salivales. Echaron a
volar por un mar de nubes, rodeados de brillantes estrellas fugaces y paraísos
flotantes.
Sellado
el cauce, la pasada tensión se convirtió en mero placer, todos los ríos volvieron a sus cauces, las piezas del puzzle terminaron de encajar.. nada
define amor como una un caricia, una carantoña, un mimo, un ósculo ... un beso
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